Introductory remarks by Luis Ayala, Secretary General of the Socialist International

SI Committee for Latin America and the Caribbean meets in Buenos Aires, 9-10 April 2010

Compañeros argentinos, Compañeros de la Internacional:


Quiero en primer lugar agradecer esta acogida fraternal y calurosa en Argentina de la Unión Cívica Radical y del Partido Socialista. Somos gente con historia y con trayectoria. Escuchábamos esta mañana retazos de la historia del socialismo democrático en Argentina, la que es parte de la historia colectiva de esta gran familia política mundial de figuras, de hombres y mujeres que transitaron por lo que hacemos en estos comités, lo que hacemos en nuestros encuentros.

He estado pensando en Raúl Alfonsín y Guillermo Estévez Boero, que animaron, dieron vida a lo que hacemos y decimos, y a lo que queremos. Creo que ellos estarían hoy día, ambos, contentos de vernos a todos aquí una vez más reunidos en esta ciudad junto a la Unión Cívica Radical y al Partido Socialista. En estos tiempos de convergencias, en estos tiempos de consensos, de esperanzas e ilusiones comunes. Eso es lo que somos y eso lo que representamos.

Vivimos una época de retos y de desafíos y vivimos quizás una época en la que nunca nuestra propia Internacional había tenido tantas oportunidades y tantas posibilidades para marcar la diferencia. Desde hace muy poco tiempo atrás, de la época del unilateralismo que debilitó la gobernanza global, echó por tierra la credibilidad de las instituciones internacionales que garantizaban la paz, y dificultaron las visiones del desarrollo justo, del comercio justo, con el bloqueo de instituciones internacionales dedicadas a promover la paz y unas finanzas más justas, que entrabaron las relaciones internacionales desde la Organización Mundial del Comercio al Consejo de Seguridad, hemos podido con el esfuerzo de todos arribar ahora a estos momentos de reconstrucción, pero más que eso, de reafirmación de los caminos que nosotros creemos son los únicos caminos posibles.

Como socialistas y solidarios, como socialistas e integradores, somos los arquitectos de este multilateralismo que hoy día crece por todas partes, que reafirma el valor de una de las características esenciales de lo que somos: internacionalistas.

Los socialdemócratas desde sus inicios aunque fueran, y fueron muy pocos, se habían planteado cambiar el mundo. Eran pocos, pero esa era su tarea. Y esa ha sido la historia de nuestro movimiento. Y quizás ustedes lo aprecian alrededor de esta mesa, lo que podemos ver en todas partes a través de la fuerza y la convocatoria de esta Internacional, el socialismo también, quizás por la primera vez, tiene también la capacidad y la posibilidad de empezar verdaderamente a cambiar el mundo. Y ¿cuál es ese mundo? Lo escuchábamos en esta mañana, lo escuchábamos de Ernesto, de Rubén, que los esfuerzos del socialismo democrático están por doquier. Nos hemos multiplicado, somos 170 partidos y organizaciones, más de 60 otros están golpeando las puertas para ser miembros de esta organización y estamos inmersos a diario construyendo, entonces, en momentos de reafirmación, de nuevas visiones, de nuevas perspectivas y nuevas propuestas.

Del mundo unilateral nos movemos hacia el mundo del multilateralismo. Del mundo en que sólo el mercado prevalecía nos movemos al mundo de la reafirmación del Estado, del valor de los gobiernos, no de menos gobierno sino de más gobierno, de gobiernos más eficientes. Nos movemos a las políticas públicas de responsabilidad social. Vivimos lo que el Profesor Stiglitz, presidente de nuestra Comisión sobre la Crisis Financiera, describe desde el 2008, los tiempos de esta gran recesión 75 años después de la gran depresión. Y hoy día se prueba, se manifiesta, la justeza, la certitud de nuestra propuesta.

Nos movemos ante los nuevos desafíos y hemos estado inmersos dos años levantando nuestras propuestas de gobiernos que tomen en cuenta los valores del planeta. La economía, la energía y el desarrollo sustentable. Nuestra Comisión sobre el Calentamiento Global hizo suyas las propuestas globales que surgen de todos nuestros partidos comprometidos en este camino, así como necesitamos hoy de una nueva relación en la economía de Estado y mercado, de una nueva relación de la política y la ecología.

Hemos hecho nuestros planteamientos en Copenhague y hoy día estamos inmersos en esfuerzos para avanzar compromisos que sean internacional y jurídicamente vinculantes, para que limitemos las emisiones de dióxido de carbono como se requiere en todas partes del mundo; para limitar a dos grados Celsius el alza de temperatura sobre los niveles preindustriales; para fomentar la transferencia tecnológica a los países menos desarrollados; para reforzar la solidaridad internacional y contar con fondos para hacer frente a las necesidades de adaptación y mitigación. Para, en definitiva, poner al frente de todos los países desarrollados y en desarrollo, ese modelo de una economía sostenible verde que hemos imaginado como socialdemócratas.

Estamos trabajando inmersos en situaciones de conflicto. La paz ha sido siempre un signo de este movimiento. Lo hemos dicho, los conflictos regionales de hoy ya no son, en este mundo de la interdependencia y de la globalización, regionales. Cualquier conflicto en cualquier parte del mundo nos toca, toca nuestra sensibilidad humana y nos toca como ciudadanos. Y hoy día nuestra persistencia lleva también perspectivas de paz ante muchos de estos difíciles conflictos, mientras están pasando también cosas trascendentales.

Fuimos en la Guerra Fría el movimiento por el desarme y ayer el Presidente Obama, el Presidente Medvedev, firmaban en Praga un acuerdo por la reducción de un tercio del arsenal nuclear de las viejas grandes potencias, hoy día aún las grandes potencias nucleares.

Estos son desarrollos que se inscriben en este mismo marco hacia el multilateralismo, hacia una nueva economía que represente el equilibrio Estado/mercado, hacia una nueva economía que respete al planeta y hacia una nueva convivencia que tenga por signo la paz.

Hemos sido también como Internacional, la gran articuladora y esto por doquier lo vemos en América Latina, queridos compañeros, también en Europa Central y del Este, en Asia, en Nepal, en Malasia o en Africa. Hemos sido la Internacional de las revoluciones democráticas. Y hoy día tenemos nuevas tareas también para asegurarnos de que no haya caídas, de que no haya reveses en estos avances democráticos.

Desde América Latina al Africa y en otros lugares debemos permanecer vigilantes y atentos ante los devaneos autoritarios o instancias o derivas populistas. La democracia ha sido la convivencia que los socialdemócratas construyeron y han exhibido en todas partes del planeta, sobre la cual hemos ganado nuestras batallas.

Ayer alguien me preguntaba aquí en Buenos Aires, por qué creía yo que el socialismo democrático tiene hoy un futuro en América Latina, así como ustedes lo han visto en Europa, en otras regiones. Yo le decía a ese compañero, a esa persona, que en América Latina persiste y crece la desigualdad y la propuesta socialdemócrata busca terminar con ella. Todas estas desigualdades que subsisten en ingresos, en educación, en la seguridad social y en las oportunidades.

Vivimos hoy día tiempos de agendas comunes por doquier. Sociedades y países con distintos ingresos per cápita, todos aspiramos a lo mismo: trabajo decente, educación, salud, seguridad, una pensión justa. Y hoy día el socialismo democrático es propuesta y articulador de ese futuro que todos queremos para nosotros y nuestros hijos.

Le decía también a esa persona que los socialdemócratas fuimos capaces de rescatar y de recuperar la democracia en las luchas contra los autoritarismos. Fuimos y somos entonces la gran Internacional de la democracia y hoy hemos dado fé, donde hemos estado en gobierno, de que la defendemos y que su existencia e integridad son parte de nuestra agenda ante cualquier amenaza.

Tercero, decía que creo que el socialismo democrático tiene un gran futuro en América Latina, porque en estos tiempos en que vivimos las consecuencias de esta gran crisis financiera iniciada en 2008, una vez más se reivindica la vigencia del marco regulador del Estado y, como decía antes, de no menos pero de más gobierno y de más responsabilidad social frente al mercado.

Cuarto, dije que creo que en América Latina el socialismo democrático tiene un gran futuro porque es nuestra familia política la que siempre ha estado al frente de la batalla por la inclusión, por el respeto a la diversidad, a la tolerancia, cuestiones que hoy día se tornan fundamentales e insoslayables en este continente. Para recomponer una sociedad latinoamericana que ha estado fracturada y darle una nueva energía, recuperar o construir una cohesión social desgastada o en algunos lugares incluso inexistentes.

Queridos compañeros, en definitiva creo que el socialismo democrático tiene un gran futuro en América Latina porque hacemos de la solidaridad un valor fundamental en este mundo que queremos construir. Y hoy, el único mundo posible que se puede visualizar es el de ese multilateralismo, de la integración y de las respuestas comunes para avanzar en este mundo cada vez más interdependiente y global.

De ahí, queridos compañeros, que lo que podemos hacer en este Comité, lo que podemos hacer en esta Internacional también en esta región de América Latina y del Caribe resulta crucial en las nuevas formas en que hoy día se organiza la política, en las nuevas formas en que hoy día se organiza la economía en el mundo. Y con ese carácter que tenemos de asumir, de enfrentar retos, dificultades y todo tipo de obstáculos, pero siempre con una visión positiva sobre el ser humano, alentada no por el miedo y el temor, sino por la confianza y el optimismo y sobre todo el optimismo y confianza en nuestra propia capacidad como movimiento de cambiar el futuro.

Hoy día tenemos también tareas inmediatas. He estado golpeado por las imágenes que nos llegan del Brasil, compañero Vieira da Cunha, de Río, de las inundaciones, del Perú, pero hemos estado profundamente golpeados por la tragedia del pueblo haitiano y también por el impacto de la catástrofe que nos golpeó en Chile. Estamos hoy día muy orgullosos de tener a nuestros partidos en esta mesa, a Victor Benoit, Vicepresidente de la Internacional de Haití, con quien estuvimos desde el comienzo de esa tragedia en contacto, Líder de la Fusión Socialdemócrata quien se dirigirá a nosotros, y tener aquí también a una delegación numerosa de Chile. Más adelante expondrá nuestro compañero Sergio Bitar, que fue ministro del gobierno de Salvador Allende, después del Presidente Lagos y ahora último de la Presidenta Bachelet, un hombre que contribuyó a construir la infraestructura de Chile, como Ministro de Obras Públicas, pero más allá de ello, también la infraestructura humana y política de la Concertación.

Comenzamos tiempos relevantes para la Internacional. Creo que hay una nueva fuerza que identificamos también en este Comité. Están todos estos retos globales que tenemos que transformarlos en oportunidades también para nuestros partidos y para nuestra propia fuerza en nuestro continente.

Por eso, compañeros, deseo que tengamos una muy buena reunión aquí en Buenos Aires. Una vez más, muchísimas gracias compañeros argentinos, Ernesto y Rubén.

Tengo mucho gusto en dejar con ustedes a nuestro nuevo presidente, Martín. Tuve la oportunidad de trabajar muy cerca de él cuando era Presidente de la República de Panamá, él formó parte de muchas de nuestras iniciativas y ahora estamos juntos trabajando con él en América Latina en su primera reunión.

Muchas gracias.